Mi antídoto contra la monotonía
- Tatiana Rabat
- 26 feb 2023
- 2 Min. de lectura

Mi mamá contaba esta anécdota: un día, cuando yo tenía 3 años, me encontró leyendo el periódico. Inicialmente pensó que estaba diciendo palabras sin sentido en voz alta, pero al escuchar detenidamente, se dio cuenta que sí estaba leyendo. Se acercó, me buscó varias noticias y todas las leí. Sacó un libro de la biblioteca y me pidió que leyera un párrafo y también lo leí. ¿En qué momento aprendí a leer y ella no se dio cuenta? Nunca lo sabremos.
Así inició mi historia de amor con la lectura ❤️📚
Mi papá fue un gran alcahueta en esta historia. Me llevaba a la librería Paideia en Barranquilla (ya no existe, pero me gusta recordarla) y me compraba libros. Incluso revistas, porque en esa época quería ser Veterinaria y me gustaba conocer sobre los animales, en textos que fueran fáciles de entender para mi edad.
Mi época del colegio fue maravillosa para formar a la lectora que soy. Me leí todos los libros de mi plan lector y el de mis hermanos. Me gustó mucho la trilogía “Los días del venado” escrita por Liliana Bodoc, no sé si aún está en el mercado pero la recomiendo para un lector adolescente. En mi vida adulta no me olvidé de esta pasión, seguí leyendo contra todos los pronósticos. Un día, por solicitud de la Dra Lillyam Gómez (si eres cartagenero seguramente la conoces, porque TODA Cartagena la conoce), me contó que su sueño siempre había sido tener un club de lectura pero que no sabía cómo dirigirlo.
Casi siete años después sigo liderando a Las Mil y Una Lectoras, un oasis que me ha dado inmensas alegrías a nivel individual y en la comunidad que hemos construido juntas. En este camino me reencontré con una Tatiana que había olvidado. Cuando era una niña, no sólo leía, también escribía. Poemas, canciones, cuentos, pensamientos. Todo lo que escribía se lo mostraba a mis papás. Hasta que llegué a la adolescencia y sólo escribía para mí. Escribir me ayudaba a entender el mundo, mi mundo.
Cuando mi vida se hizo más compleja, me inscribí en un taller de escritura. Después en uno de poesía. Participé en una convocatoria del Ministerio de Cultura y me publicaron en “Urdimbres”, una antología de mujeres del Caribe Colombiano. Luego me becaron con un diplomado de escritura creativa y de allí nació “Mujeres, nuestro territorio, nuestra historia”, publicado por la Fundación Carolina.
Creo que fue mi novio el que me motivó a crear “Impulso Femenino”. Y aquí estoy, escribiéndote sobre mis tristezas, retos y logros.
La escritura ha sido el antídoto a la tristeza y monotonía de mis días. Emily Dickinson dijo alguna vez que para viajar no hay mejor nave que un libro. Con tu permiso quiero agregar: para sanar tu corazón, no hay mejor herramienta que escribir.
¿Recuerdas algo que te hacía genuinamente feliz y que quizás dejaste de hacer por el afán de los días? ¿Te atreverías a contarme qué era? A lo mejor, te inspiras y vuelves a esa vieja pasión olvidada. Y de paso me inspiras a mí, que soy cazadora de momentos felices.
Comments