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¿Conoces tus refugios?

Actualizado: 1 nov 2023

La pandemia nos impactó colectivamente y como individuos. En mi caso personal, perdí mis más preciados refugios. Mi mamá falleció, tal vez escriba sobre eso más adelante; la cocina de mi casa colapsó en medio de una cuarentena y tuve que salir corriendo; mi trabajo, tal como lo conocía, cambió y debo reconocer que mi oficina era mi puerto seguro, donde daba todo por sentado.

Desde el año 2016 dirijo un Club de Lectura, nos reunimos una vez al mes para hablar sobre un libro que escogemos y leemos en conjunto. Una de las miembros del club lo llama “mi oasis” y me gusta ese nombre porque para mí, este espacio también es un refugio.

El Club se llama “Las mil y una lectoras”, desde su inicio hemos sido mujeres con algunos hombres itinerantes, de distintas edades y disciplinas, y esa diversidad enriquece las tertulias. En un curioso giro del lenguaje inclusivo, “lectoras” también los incluye a ellos y a todos los que quieran disfrutar de una reunión amena y un buen libro.

Este refugio también cambió, la pandemia nos arrebató ese café mensual, la cita ineludible de un miércoles en la tarde después del trabajo. En marzo de 2020 aplazamos la reunión un mes y cuando entendimos que esto no iba a cambiar pronto, decidimos transformarnos en un Club de Lectura Virtual.


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La pandemia nos quitó presencialidad, pero nos abrió las puertas a una nueva experiencia. Pudimos vincular lectoras de otras ciudades y compartir con los autores de los libros, concertando agenda y ubicando los contactos adecuados. Leímos “El sonido de las olas” de Margarita García Robayo y fue una lectura incómoda, en el buen sentido, porque nos expuso la adolescencia de la autora en una ciudad que, a la fecha, no ha cambiado. Con “Hasta ahora te creo” de Maribel Abello Banfi, descubrimos historias de mujeres que han vivido desafíos muy similares a los que hemos vivido nosotras.


Después de leer “Salvar el fuego” y sumado al carisma de Guillermo Arriaga, todas nos enamoramos del autor y su obra. Además, leímos su libro en un momento de revolución nacional, la realidad y la ficción se fundían con cada lectura. “El hombre que hablaba de Marlon Brando” de JJ Junieles lo leímos en la cuarentena más estricta y su descripción de Cartagena nos permitió salir de nuestras casas, a los rincones más emblemáticos de la ciudad.

Mi Club de Lectura, mi refugio, una red de apoyo de mujeres unidas a través de la lectura, se transformó en un espacio de desarrollo personal sin limitaciones. En cada reunión compartimos nuestras experiencias, trabajamos en equipo, creamos, soñamos y nos divertimos.

¿Conoces tus refugios? ¿Los cuidas, los cultivas, te ayudan a crecer?


 
 
 

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