Solo quedaron las cáscaras… y el eco de las historias
- Tatiana Rabat
- hace 12 minutos
- 1 Min. de lectura

Nací en Cartagena, una ciudad tan radiante como desigual. Por eso, leer “Solo quedaron las cáscaras” de Nicole Sánchez Castillo fue como asomarme a un espejo que muchos evitan.
Esta colección de relatos cortos retrata con fuerza y sensibilidad esa Cartagena que no sale en las postales: la de los niños que trabajan, las mujeres que resisten, los ancianos olvidados y los jóvenes que sueñan con salir adelante.
“Solo quedaron las Cáscaras” da voz a esas vidas marcadas por la pobreza, la violencia estructural y el abandono, pero también deja espacio para la esperanza. Porque entre tanto desencanto, hay historias que terminan bien, con finales que acarician el alma y nos recuerdan que los sueños, el amor y la dignidad pueden florecer, incluso cuando solo quedan las cáscaras.
Con una prosa honesta y poderosa, este libro me tocó fibras profundas. Aunque es profundamente cartagenero, podría ser también el retrato de cualquier país latinoamericano que intenta sobrevivir entre contrastes. Más que un libro, es una invitación a mirar de frente lo que muchas veces preferimos no ver.
Mafe Abadía
@mafeabadiachef
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